Secretos con Papas

martes, diciembre 30, 2008

Derrotero

Se agudizan los sentidos cuando camino perseguido por la paranoia de ser abatido por algún desconocido que no me permita seguir con mi camino. Añoro el descanso de mi cama, la seguridad de las murallas y la simpleza de saberme escondido en un refugio casi imbatible. Pero ahora el viento sopla lento a través de los árboles y la noche es bastante agradable, salvo por las sombras proyectadas en el suelo y las esquinas adornadas de inseguridad momentánea, que se muestran impávidas al ser tímidamente observadas por mis ojos buscando algún movimiento detrás de los arbustos que esconden la calle que se cruza delante de mí. Mis zapatillas hacen mucho ruido, según mi percepción, y los perros ladran a mi paso con una desesperación que me deja con el corazón a cuestas y con un nerviosismo exasperante que me ahoga. Resuenan los ladridos en el eco de las respuestas lánguidas de otros perros en la lejanía. Parecieran compartir un secreto que me es negado por ser yo el extraño que atraviesa las calles de los dueños. Los acurrucados en la oscuridad, los dormidos que despiertan alertados por sus oídos, los impávidos y los valientes que no temen ser atacados por mí, un desconocido perdido y preparado para la ofensiva en caso de ser amenazado. El viento se cuela por la zona del cuello y me provoca una sensación de vulnerabilidad. Ahí es donde imagino que se inserta la hoja de un cuchillo sucio, corroído de ajo para evitar que las heridas cicatricen. Imagino la hoja seccionando primero la piel lentamente y luego introduciéndose en la carne que se abulta por la presión de la sangre que quiere escapar por el hierro frío que se interna de forma violenta. Veo las caras de mis atacantes que sin misericordia se dan el lujo de asesinarme. Tienen una sonrisa latente en sus caras morenas y espinillentas que puedo distinguir en la oscuridad iluminada por los faroles en lo alto de la calle. Me veo sin esperanza de vivir y pensando únicamente en escapar del calvario que me hace temblar de miedo. Pienso en la muerte que finalmente se me acerca de la forma más estúpida a burlarse de mí y me pregunta ¿Tú que esperabas tanto la muerte, te la imaginabas así? Y yo respondo después de pensar un poco, Sí puta asquerosa, era justamente la muerte en la que más pensaba últimamente y justamente la más sarcástica, irónica y petulante de las muertes. Y ella se ríe por que se burla de mí respuesta que la descoloca, pero disfruta porque sabe que al final ella siempre termina ganando. Así se agudizan aún más los sentidos. Oigo voces por todas partes y todos los lugares se inundan de ruidos sospechosos que me hacen observar con atención hacia cada sombra de arbusto que se hunde en una invisibilidad áspera y aletargada, en una incomodidad que me pone la piel de gallina, pero que sin embargo, logro resistir en el miedo de mis pasos que retumban de una victoria insegura, tratando de darme ánimos de la pronta llegada al silencio de mi lugar de residencia. El terror invade mis pasos e imagino los fulgores de los rostros al observarme pero que en la realidad no existen. Me ahogo en pensamientos que me exasperan y me descolocan hasta hacerme sentir un personaje secundario de una película barata de terror que debe morir en las circunstancias previstas para realzar las acciones de un protagonista que no conozco. Me comienzo a marear en la sobriedad del tiempo que percibo pero que no logro identificar en sus fases. Me desoriento y solo camino de forma autómata hacia la destrucción o el final feliz que me hará triunfar para iniciar otra historia cotidiana de falseo vital, que me dotará de las energías para seguir escribiendo en un silencio incasable, sobre otro que existe en una dimensión ajena y que a su vez me escribe a mí sentado y fulgurando terrores lejanos de otro que tampoco existe.

martes, septiembre 18, 2007

Encontrado

Mi libro cae a un lado de mí y me tuerzo la muñeca al caer esquivando el ataque. Una serie de muertes pasan por mi cabeza y pienso que una de ellas se está efectuando en este mismo momento. Me levanto rápidamente apenas siento la rodilla tocando el asfalto y mis pies resbalan en un vaivén infinito antes de ponerme en marcha como realmente hubiera querido. El otro que acompaña a mi atacante intenta hacerme una zancadilla pero milagrosamente no logra tirarme al suelo. Bajo la escalera de cemento de un par de saltos y mis pasos resuenan en la calle vacía. Ahora me entero en la práctica que ni Superman ni Batman existen. Debo salvarme sólo, correr con todas mis fuerzas. Doblo en una esquina y corro mirando hacia atrás. Ellos vienen no muy lejos de mí. A pesar de su pesada contextura física parecieran correr muy rápido, o quizá soy yo el que realmente tiene pésima condición física, pero ahora no me interesa en lo absoluto. El cuchillo pasó muy cerca de mi pecho. Logré esquivarlo justo a tiempo lo que provocó mi caída y la pérdida de mi libro que creo que ahora no me importa. Se que luego me importará, pero se que no me importa pero que sí me va a importar nuevamente. Bueno, ahora no me importa. Lo único que me interesa es que mis pulmones no fallen y estallen de pronto dejándome caer. Y entonces me enfrento cuando ya me están alcanzando. Me doy vuelta repentinamente y me abalanzo sobre uno de los dos, no logro distinguir contra quien. Logro golpearle de lleno en la cara. El otro me ataca cobardemente por la espalda con un pesado puñetazo en el hombro. Quedo de rodillas a un lado del que recibió mi golpe en la cara (se resiente en el suelo como un niño). Siento que de nuevo me atacará por la espalda y doy una patada hacia donde supuestamente debiera estar su rodilla. Milagrosamente logro quebrársela. El otro se recupera y alcanzo a ver la furia en su cara antes de correr nuevamente. No corro tan rápido como corría antes de enfrentarme a ellos. Estoy cansado sin embargo aún logro alejarme un buen trecho del que ahora es mi único buscador. Mi pecho sangra y mi chaqueta se mancha de sangre. Está inservible, entonces decido darle un último uso. Ya no tengo fuerza en mis brazos. Cojo una gran roca que está al lado de la calle y la envuelvo con mi chaqueta. Espero a que mis buscador este lo suficientemente cerca de mí. Viene cubriéndose la cara. Corro hacia él con lo último de fuerzas que me quedan y le doy en el estómago con la chaqueta que está entre mis manos usando la piedra como una especie de boleadora. El sujeto queda en el suelo. Me aseguro de que no me seguirá propinándole un último golpe con la piedra en el pecho.
Me tranquilizo un poco y camino (me arrastro) dejando atrás mi chaqueta. Busco un teléfono público. Me observo en el vidrio de la caseta telefónica mientras el teléfono se comunica. Estoy desecho, tengo los pómulos enrojecidos y la fiebre me invade. Salgo de mis meditaciones cuando una voz me contesta al otro lado del teléfono.

Nos encontraron – digo
Eso tenía que pasar, ahora sólo escóndete, intenta no ir a tu casa – me responde la voz

Cuelgo el auricular y la comunicación se corta escuchando las últimas palabras que me aconsejan no ir al lugar en donde me encontraré más seguro de las estupideces de la vida.
Jamás debí meterme en esto, pienso para mis adentros, sin embargo me alegro de que mis pistas están levantando la tierra en las cabezas de los otros. Simplemente me alegra que me busquen para matarme. Enciendo un cigarro y salgo de la caseta telefónica en dirección desconocida.
Cambio y fuera

viernes, julio 27, 2007

Al que le llega, le llega.
Opinen, toda crítica es recibida con una leve mueca indiferente de mi parte.

Hola. me llamo Enrique von Le Petit (seudónimo)
soy poeta (de los buenos)
escribo sobre el amor y la muerte
sobre el dolor de la juventud que sufre eternamente
sobre los extraños laberintos de la vida
Escribo sobre la tristeza de la lluvia
sobre cuestionamientos metafísicos
de los cuáles nunca tendré una respuesta
(mejor escribir sobre algo que no veo)

Escribo autoflagelándome
cuidando que mi poesía sólo sea una marea
que inunde a toda la gente de sentimientos y exageraciones incoherentes
(y emociones muy sobreactuadas)

Escribo sobre lecciones de la vida
fábulas conocidas y trilladas por todo el mundo
soy sensible y paso la mayor parte del día llorando

Admiro a los europeos
más bien a los franceses
me defino como un poeta maldito revolucionario
me gusta que me vean como un artista loco
vanguardista y afrancesado en extremo

Me gusta llamar la atención
corro con mis poemas detrás de la gente para que observen que soy un artista único
me gustaría intervenir toda obra de arte humana
igual que Nicanor, pero diferente

últimamente ocupo los blogs de internet (preferiría los antiguos artículos de revista)
para plasmar mi arte y darme a conocer
la gente me llena de elogios
aunque la mayoría no entienden ninguna de mis rebuscadas palabras.

soy un poeta herido por la vida
que sufre el dolor de cada día
nadie me entiende

nadie me entiende...


*Dedicado a todos esos seudo poetitas que creen que con escribir un par de palabras, crean poesía, que se creen únicos y tocados por la mano de Dios, que últimamente inundan con sus artilugios trillados y versos inofensivos toda la red.




Cambio y fuera

domingo, mayo 13, 2007

Salvajes Detectives

Cuando la noche llega, se acompaña de una maraña de sentimientos, que nos trasladan a distintos lugares, generalmente recuerdos que parecían olvidados bajo mantos de falsa entretención, vicios, trabajos, cosas que ocupan nuestra mente de forma esporádica y que no sobrepasan sus límites de acción. Cuando esos pensamientos desaparecen y ya no queda nada, la noche cae con sus brazos de niebla (o manto de estrellas, que frase más horrible) desfragmentando cada rincón de nuestra tímida mente humana, haciendo que nuestros pensamientos se conviertan en melancolía, en pasado añorado obsesivamente o simples cuestionamientos metafísicos donde lo único que nos consuela (y lo que nos aleja del peligro) es que no tendremos respuesta a ninguna nuestras preguntas.

¿Qué será sobre nuestro futuro?
O mejor dicho, ¿qué fue de nuestro pasado?

Y ese pasado ¿dónde se fue a perder?

Recordamos personas con caras desfiguradas por el tiempo, personas de las cuales no sabemos su paradero, si están muertas o vivas, si son como las recordamos.
Sin duda que esa mente detectivesca de hombre caminante de calles inmundas, fumando un cigarro y bebiendo de una petaca de alcohol en donde se concentran los casos no resueltos, aparece en este momento de recuerdos falsos que ya no pertenecen a nuestra realidad e indaga por los recovecos de gente perdida en el tiempo, pasillos de casas que hoy en día la ocupan otras personas que ignoran los sentimientos que habitan ahí junto a ellos.

Queremos saber que pasó
Que pasó con todos esos juguetes
Esa guitarra
Esa bicicleta robada

Prometemos que al otro día burlaremos al destino e iniciaremos la búsqueda del pasado. Nos despertamos. Pensamos.
Son sólo recuerdos que no vale la pena investigar…

Y nuestra vida sigue igual, monótona…
No vale la pena convertirnos en detectives salvajes que se mueven en base a presentimientos e ideas que no nos llevan a nada…


Saludos
No quería tener este lugar tan botado
Gracias Bolaño por la inspiración o alguna cursilería así
¿Así que Coelho tuvo un romance con la Bolocco?
Bueno, entre mierdas descerebradas se atraen (que farandulero ajaja)
Cambio y fuera

jueves, febrero 22, 2007

Hola...
Cómo están?

Bastante tiempo que no publicaba algo aquí, tuve que sacar algunas telarañas y hacer un poco de aseo y cosas así, es bueno darse un tiempo para estas cosas. Tengo vida!! no voy a estar pegado a mi blog siempre!!

Jethro Tull viene el 18 de abril a Chile, me encantaría ir a verlos y ojala se pueda, ahora estoy escuchando un disco que se llama Songs from the Wood que les recomiendo escuchar, bajenlo de internet es bastante fácil encontrarlo y es buena carne para las orejas. Es rock progresivo lo que significa es que un segundo nunca es igual al otro, todo diferente, increíble, despliegue de creatividad de Ian Anderson con su flauta traversa. Creo que Ian Anderson es de esos seres medio mágicos que les importa una mierda que puedan bajar sus discos de internet, él va a seguir creando y mejorando el mundo con su poesía y música.

Sí...

Podría ser yo uno de esos músicos?? o en algún momento de mi vida me daría cuenta que necesito dinero para vivir y mantener una familia y que las giras y todo eso no ayudan que esté cerca de mi familia y cosas así?? las giras son las que dan el money.
Hoy en día podría decir que me importaría un mazo si me tengo que alimentar de pan con cecina toda mi vida para poder tocar batería con un grupo estable por todo el mundo o junto a distintos músicos, creando y descifrando el mundo en el que vivo, explorando estilos, etc, y el futuro?? y si no puedo comer?? la posibilidad da bastante miedo... pero bueno, yo elegí mi camino y no por eso tampoco dejo de hacer lo que me gusta, quiza el futuro no es la masa informe que siempre me imagino, probablemente me tenga alguna sorpresita guardada en su bolsillo futurístico temporal.

Se viene un nuevo año de estudio, estamos a pequeños pasos de lanzarnos a ese abismo del cual terminamos saliendo apenas, sin aire y completamente cansados, por una escalera larga y llena de peldaños sueltos que nos pueden hacer caer de nuevo, algunos se quedarán abajo viendo la luz tan lejos, pero esperemos que ninguno sea el que se queda sentado en la humedad del abismo esperando alguna cuerda o un ascensor que los lleve a la gloria rápidamente y sin esfuerzo.

Saludos
y fuerza para todos
que la mente no los derrote con sus laberintos añejos
cambio y fuera

sábado, enero 27, 2007


Hola


Cómo les va??


Voy a hacer una excepción en el blog para promocionar una obra de teatro que se estrenará el próximo 5 de febrero en Rio Bueno, "Érase una vez una Violeta" ganadora de un Fondart, montada y dirigida por mi buen amigo Bernardo Delgado quién ya montó una obra llamada "De Camelias y Bombones".
La obra cuenta la historia del viaje que realiza Violeta a través del tiempo hasta nuestra época, donde con una increíble agudeza comienza a observar y críticar el mundo en el que estamos inmersos hoy en día.
Va a estar muy buena así que vayan, es gratis (dato aporte: yo soy coordinador escenográfico).
Cambio y fuera

domingo, enero 21, 2007

La Dolce Vita

Llevo ya trescientas cincuenta y tres veces que le pego a esta maldita máquina y todavía no me entrega la maldita lata de coca cola que le compre por doscientos cincuenta pesos. Mi desesperación es extrema, mejor le sigo dando duro, escupos, patadas, combos y mis bendiciones de por vida. No hay nadie en la calle y me aburro. Saco las monedas que tengo en mis bolsillos y cuento uno dos tres, trescientos pesos. El pasaje en micro y un chicle de esos que se te pegan en los dientes. Miro a la calle y cruzo peatonal mente mal con la muerte haciendo chasquear sus dedos en un “ándale, casi que te llevo”. Cuando llego a la otra acera miro al lugar donde esta la máquina. Al frente de ella va pasando un vagabundo con unas poleras de Led Zeppelin del año 1530 A.C. la máquina repentinamente comienza a crujir y de su intestino mecánico sale disparada una lata de coca cola que va directamente a las manos del vagabundo. Me apresto a cruzar la calle y llega una caravana de periodistas en autos negros, furgones con el cuadro “prensa” apoyado en el parabrisas, cámaras que rodean al maldito vagabundo que me ganó la lata, haciéndole preguntas que lo atragantan con la bebida en la mano. Desde cuando que toma usted coca cola señor vagabundo, como consiguió el dinero señor pordiosero, y un largo etc.
Bueno, pasó el tiempo y el vagabundo se hizo millonario con las ofertas de trabajo y los comerciales donde salía él tomando la coca cola como un vagabundo que luego se transformaba en un magnate. Por supuesto esto lo pude apreciar mirando las ventanas de las personas en sus casas que tenían televisión porque a mi me asaltaron tres tipos cinco minutos después y tuve que convertirme en vagabundo para poder vivir.
Cambio y fuera